Sobre la Inteligencia Relacional
Estoy
seguro que todos, en algún momento de la vida, nos hemos encontrado con
una persona sumamente “atractiva”; esa persona que a pesar de ser
totalmente desconocida, cuando llega a una reunión, al final sale siendo
muy estimado por todos; una persona, que hasta tu perro que es un poco
maniático con todo el mundo, le mueve la cola y le expresa su alegría en
el primer contacto que tiene con él. Este “ángel”, esta simpatía que
transmiten estas personas, y que quisiéramos tenerlo todos, se lo puede
definir como Inteligencia Relacional.
El relacionamiento es una de las actividades que el ser humano realiza diariamente y a través del cual desarrollamos el proceso primario que nos caracteriza: la comunicación. Tener una Inteligencia Relacional ejercitada, no solo es útil para hacer instantáneamente amigos, o mantener una relación armónica con las personas y el entorno (situaciones, cosas, animales, etc.); sino también, es una herramienta útil, necesaria y muy apetecible en la vida profesional, más aún en los tiempos que corren.
Pero primero debemos tener claro qué es la Inteligencia Relacional y de dónde procede.
Como todos ya conocemos, en 1983 Howard Gardner plantea su teoría de las Inteligencias Múltiples donde nos propone a la inteligencia como una red de conjunto de capacidades (como lo leíste, una “red de conjunto de capacidades”, no un conjunto sino una red de conjuntos; con esto te darás cuenta de la complejidad que involucra estudiar a la inteligencia, y que nada está dicho hasta la fecha) que interrelacionadas nos ayudan a afrontar los diversos planteamientos de la vida. De las siete inteligencias que Gardner sugiere, la interpersonal y la intrapersonal, junto con la Inteligencia Emocional propuesta por Wayne Payne en 1985 y popularizada por Daniel Goleman en 1995, son la base de la Inteligencia Relacional. Autores como Jaime García y Manuel Manga (2009) son considerados referentes del tema por sus publicaciones.
Desde los principios de este nuevo siglo y milenio, se ha venido utilizando los términos Inteligencia Relacional como la capacidad para establecer vínculos, basados en las percepciones que una persona tiene del entorno que le rodea. En otras palabras, es la habilidad para leer individualmente los distintos comportamientos, situaciones, fenómenos, problemas o personas que nos rodean, de tal manera que, podamos adaptarnos y tener una posición positiva en frente de cualquiera de ellos.
Esta inteligencia, la poseemos todos. A grandes rasgos, podemos desarrollarla a través de: el autoconocimiento y la autoevaluación (inteligencia intrapersonal), y el autocontrol (inteligencia emocional) como primer paso. Luego conectar este conocimiento con el entorno: conciencia de nuestra presencia e imagen y el reconocimiento claro de nuestras relaciones con los demás, lo cual nos conducirá a relaciones armoniosas (inteligencia interpersonal). Este ejercicio nos permite desplegar ese “radar intuitivo” que constituye la Inteligencia Relacional. Una persona con una buena Inteligencia Relacional es un observador sagaz y un comunicador asertivo, con un dominio claro de su emocionalidad, corporalidad y lenguaje.
Como ya lo dije anteriormente, la Inteligencia Relacional es muy importante en el ámbito empresarial moderno porque el éxito o fracaso de la gestión de un ejecutivo dependerá mucho de su Inteligencia Relacional. Actualmente, las empresas buscan personas que puedan predecir los acontecimientos que se sucede tan vertiginosamente en el mundo de los negocios; esto no quiere decir que quieran un agorero, sino una persona que tenga esa especial sensibilidad para leer personas, captar señales, que enfrente distintos tipos de situaciones y ayude a definir las reglas de juego donde no las hay; personas que sean capaces de adaptarse en fracciones de segundo a situaciones nuevas o cambiantes por más difíciles que estas sean.
Éxito y felicidad para ti
Mario Abril
Conferencista | Consultor
mabril@abril.ec
El relacionamiento es una de las actividades que el ser humano realiza diariamente y a través del cual desarrollamos el proceso primario que nos caracteriza: la comunicación. Tener una Inteligencia Relacional ejercitada, no solo es útil para hacer instantáneamente amigos, o mantener una relación armónica con las personas y el entorno (situaciones, cosas, animales, etc.); sino también, es una herramienta útil, necesaria y muy apetecible en la vida profesional, más aún en los tiempos que corren.
Pero primero debemos tener claro qué es la Inteligencia Relacional y de dónde procede.
Como todos ya conocemos, en 1983 Howard Gardner plantea su teoría de las Inteligencias Múltiples donde nos propone a la inteligencia como una red de conjunto de capacidades (como lo leíste, una “red de conjunto de capacidades”, no un conjunto sino una red de conjuntos; con esto te darás cuenta de la complejidad que involucra estudiar a la inteligencia, y que nada está dicho hasta la fecha) que interrelacionadas nos ayudan a afrontar los diversos planteamientos de la vida. De las siete inteligencias que Gardner sugiere, la interpersonal y la intrapersonal, junto con la Inteligencia Emocional propuesta por Wayne Payne en 1985 y popularizada por Daniel Goleman en 1995, son la base de la Inteligencia Relacional. Autores como Jaime García y Manuel Manga (2009) son considerados referentes del tema por sus publicaciones.
Desde los principios de este nuevo siglo y milenio, se ha venido utilizando los términos Inteligencia Relacional como la capacidad para establecer vínculos, basados en las percepciones que una persona tiene del entorno que le rodea. En otras palabras, es la habilidad para leer individualmente los distintos comportamientos, situaciones, fenómenos, problemas o personas que nos rodean, de tal manera que, podamos adaptarnos y tener una posición positiva en frente de cualquiera de ellos.
Esta inteligencia, la poseemos todos. A grandes rasgos, podemos desarrollarla a través de: el autoconocimiento y la autoevaluación (inteligencia intrapersonal), y el autocontrol (inteligencia emocional) como primer paso. Luego conectar este conocimiento con el entorno: conciencia de nuestra presencia e imagen y el reconocimiento claro de nuestras relaciones con los demás, lo cual nos conducirá a relaciones armoniosas (inteligencia interpersonal). Este ejercicio nos permite desplegar ese “radar intuitivo” que constituye la Inteligencia Relacional. Una persona con una buena Inteligencia Relacional es un observador sagaz y un comunicador asertivo, con un dominio claro de su emocionalidad, corporalidad y lenguaje.
Como ya lo dije anteriormente, la Inteligencia Relacional es muy importante en el ámbito empresarial moderno porque el éxito o fracaso de la gestión de un ejecutivo dependerá mucho de su Inteligencia Relacional. Actualmente, las empresas buscan personas que puedan predecir los acontecimientos que se sucede tan vertiginosamente en el mundo de los negocios; esto no quiere decir que quieran un agorero, sino una persona que tenga esa especial sensibilidad para leer personas, captar señales, que enfrente distintos tipos de situaciones y ayude a definir las reglas de juego donde no las hay; personas que sean capaces de adaptarse en fracciones de segundo a situaciones nuevas o cambiantes por más difíciles que estas sean.
Éxito y felicidad para ti
Mario Abril
Conferencista | Consultor
mabril@abril.ec
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